Leonor es diseñadora gráfica, Lillo sumiller y varios hoteles asiáticos se han rendido a sus encantos, de manera que están pudiendo financiarse la mayor parte de su vida viajera mediante el turismo colaborativo, o dicho de otra manera, intercambiando su trabajo por alojamiento y comida.
We kiss the world son Leonor, Lillo, Nico (6 años) y Nora (2 años).
Son de Villena (Alicante), donde vivieron hasta noviembre de 2016.
Ese otoño, después de vender su casa, cogieron un vuelo a Tailandia.
Después han viajado por Malasia, Camboya, Vietnam, Laos y por último en Filipinas, donde han vivido este último año. En este mismo momento acaban de aterrizar en Australia.
Con Leonor hemos hablado de qué les llevo a querer salir de Villena, de las diferentes fases de su viaje, de elecciones basadas en sus necesidades, de cómo sufragan su viaje, de conciliación familiar…
Y de por qué quieren, aunque no todo es de color de rosa, seguir besando el mundo junto a sus hijos.
¡Hola, Leonor! ¡Tenía un montón de ganas de hablar contigo! Después de nuestra conversación de Skype, cuando ambas estábamos desmontando nuestra casa, ha pasado tanto tiempo… O quizá no sea tanto tiempo, pero sí muchas cosas, ¿verdad?
Hola, Isabel. Sí, parece que fuera ayer… ¡Y ha pasado más de un año!
¿Cómo era vuestra vida en Villena y cuál fue el detonante de que os lanzarais a viajar?
Llevábamos mucho tiempo preguntándonos si esa era la vida que queríamos tener. 35-36 años, nuestra casa, nuestro coche nuestros hijos, un trabajo fijo… Lo que se supone que la sociedad te dice que tienes que tener.
Nos dábamos cuenta de que no nos llenaba como queríamos que nos llenase. También queríamos pasar más tiempo con nuestros hijos y no podíamos. Teníamos jornadas de trabajo de 8 horas y vuelta a casa… Al final una vida muy robotizada. Nos decíamos que esto no era para nosotros.
Comenzamos a plantearnos otras opciones. Siempre nos había gustado viajar y comenzamos a pensar en deshacernos de nuestra casa. La pusimos a la venta para decidir, cuando se hubiera vendido, si trasladarnos a vivir a otro lugar de España -a Barcelona o a Galicia- o si salir a viajar más lejos.
La casa tardó un tiempo largo en venderse y cuando estuvo vendida tuvimos ya claro que ese era un punto de inflexión.
Decidimos invertir ese dinero en nosotros mismos. Decidimos viajar, descubrir Asia nos atraía mucho, por ser en cierta manera lo opuesto a nuestra cultura. Nos apetecía hacerlo en familia y recuperar así el tiempo que no estábamos pasando juntos.
¿En qué lugares habéis estado desde noviembre de 2016? ¿Nos puedes hacer un resumen para qué nos situemos…?
Empezamos en Tailandia, después estuvimos en Camboya, Vietnam, Laos, Malasia y acabamos en Filipinas. Aquí llevamos 10 meses.
La idea al principio era viajar a nuestro aire, ir descubriendo lugares sin hacer nada más nos apetecía mucho. También nos apetecía ir trabajando en lugares pequeños, hacer turismo colaborativo y así descubrir los lugares realmente desde dentro.
Poco a poco nos dimos cuenta de que ir muy rápido, como hacíamos al principio, no nos permitía disfrutar. Nicolás, que es el mayor, no estaba cómodo así tampoco.
Por mediación de Worldpackers comenzamos colaboraciones. Comenzamos en el Sur de Tailandia, donde a cambio de ayudar a una empresa italiana a desarrollar su marca nos dieron alojamiento durante 20 días.
Yo soy diseñadora gráfica y llevaba 15 años trabajando en ello. Tuve una pequeña crisis porque ya no quería saber más de mi vida anterior, incluido mi trabajo, pero con el tiempo me di cuenta de que el diseño gráfico es algo muy práctico, que se puede usar para muchas cosas y que la gente necesita.
Y entonces me dije: ¿por qué no usarlo para intercambiar alojamiento?
Después de estar esos 20 días con la familia italiana en Tailandia nos fuimos a Malasia, donde estuvimos casi un mes trabajando, en un hostel en Melaka.
Y después encontramos este lugar aquí donde estamos, en Filipinas, que es un país en principio no estaba en nuestros planes.
Pero encontramos un eco resort que trabaja de manera sostenible, generando el mínimo de residuos posibles, la dueña era vegetariana como nosotros y sus hijos iban a una escuela Waldorf.
Nuestra idea era estar un mes trabajando allí y luego viajar otro mes por Filipinas. Pero conectamos mucho con la dueña, nuestros hijos se hicieron amigos y decidimos quedarnos, en principio 6 meses que al final va a convertirse en casi un año.
Hemos estado súper a gusto. Nuestro hijo estado yendo a la escuela Waldorf, ha conectado con un montón de niños, juega con ellos a los juegos locales, ha aprendido incluso a hablar idongo, el dialecto local del tagalo…
El intercambio con el hotel nos ha permitido cubrir todos los gastos básicos (alojamiento , comida y colegio) a cambio de llevarles toda la imagen de marca y productos del resort.
Ellos tenían muchas ganas de renovar cosas y justo hemos llegado nosotros con esa energía y hemos hecho cosas preciosas aquí, proyectos como un spa marino, hemos montado una tienda de productos naturales, hemos hecho un glampling… muchísimas cosas.
¿Entonces estáis contentos con la plataforma de intercambio Worldpackers, la seguís usando y la recomendáis?
Sí, sí.
¿Y cuáles son vuestros planes ahora?
Ahora estamos en un momento de cambio. Estamos pensando qué hacer. Nuestra idea inicial era quedarnos aquí un año más pero finalmente la hemos descartado. No queremos asentarnos tanto.
Tampoco queremos volver a España porque no me gusta como está ahora, con toda la movida de la corrupción etc. Y tampoco me gusta cómo está el tema del trabajo. Si tenemos alternativa preferimos seguir viajando.
Justo ahora tengo una entrevista de trabajo porque me han ofrecido un puesto de design manager en Manila y decidiré si esto nos interesa.
La verdad es que os han estado saliendo muchas oportunidades de intercambio, está genial, ¿no?
La verdad es que sí. Y ahora quizá lo de trabajar en Manila estaría bien para poder sacar de ahí luego yo contactos y tener mi propia cartera de clientes. Así podría hacerme autónoma quizá, porque por ejemplo para este hotel donde estamos seguiré trabajando en la distancia.
Pero otra opción si no cogemos lo de Manila es ir a Nueva Zelanda.
¿Y allí buscarías trabajo?
Sí, mi idea sería buscar trabajo online allí, para no tener que atarme a ninguna oficina.
Además mi chico es sumiller, y como Nueva Zelanda es tierra de vinos le apetece muchísimo ir.
Genial. Entonces, recapitulando, os mantenéis económicamente gracias a vuestros ahorros y a los intercambios de trabajo por alojamiento y ciertos gastos, ¿verdad?
Así es. Al principio, cuando estábamos viajando más rápidamente, hemos tirado de ahorros e intentado gastar lo menos posible.
El tiempo que hemos estado aquí en Filipinas no hemos gastado apenas de nuestros ahorros porque estaba casi todo cubierto.
Y ahora si cogiera el trabajo en Manila mi idea sería recuperar y ahorrar para poder volver a viajar después.
Dejando ya el tema trabajo. Pasemos al aprendizaje. Dices que Nicolás ha estado en una escuela Waldorf. ¿Cómo os planteáis el aprendizaje de vuestros dos hijos y cómo se está dando a lo largo del viaje?
Bueno, pues nuestra idea, al igual que supongo que la vuestra, es que el mejor aprendizaje es el cotidiano y el basado en la experiencia. Su propia curiosidad es la que le lleva a preguntar qué pasa, qué no pasa.
Nora es muy pequeña, tiene 3 años y ahora mismo pasa todo el tiempo jugando.
Nicolás mientras viajábamos tenía mucha curiosidad por saber dónde estábamos en cada momento, ha aprendido todas las capitales de Asia, está muy interesado en cómo ir de un lugar a otro, cómo cambiar dinero…
El inglés por ejemplo lo ha aprendido solo. Él no sabía nada de inglés y simplemente fue escuchando lo que hablábamos con la gente hasta que un día me di cuenta de que nos entendía. Y aquí ya en Filipinas se comunica con los niños en inglés.
Él no sabe leer ni escribir pero sabe hablar inglés, español e ilongo (el dialecto local) y es la necesidad, el querer jugar con esos niños, la que le ha llevado a aprender.
En el jardín de infancia Waldorf el día a día ha sido juego, ninguna otra cosa. En principio mi idea no era apuntarle a ningún colegio pero surgió y funcionó fenomenal.
¿La vida nómada es como os la habíais imaginado?
Pues bueno, tú ya sabes que esto es un tema complejo. Cuando estás en tu casa te imaginas viajando por ahí y piensas que todo es súper chulo. Pero luego ya en la práctica te encuentras con la realidad. La realidad de tener que deshacer una mochila todos los días, de no tener un núcleo de gente habitual con la que comunicarte, desahogarte.
Yo creo que esto es para una temporada pero no para mucho tiempo, porque cansa mucho. Y con hijos cansa más, pero más que cansarte a ti les cansa a ellos. Nicolás por ejemplo era un niño muy tímido y ha cambiado muchísimo. Ahora habla con cualquiera, conversaciones interminables. Pero necesita tiempo para conseguirlo.
Por eso cuando viajábamos más rápido buscábamos hostels o lugares donde hubiera niños. Mi hijo se ha adaptado y se ha relacionado con muchos adultos pero lo que más necesita son niños.
Mi conclusión es que sí a la vida nómada, sí a viajar, pero ahora con la experiencia me planteo pasar más tiempo en cada sitio.
¿Cómo os organizáis en el día a día?
Pues según el lugar. Cuando estuvimos en Melaka (Malasia) Lillo trabajaba y yo estaba con los niños. En Tailandia estuve trabajando yo y él estaba con los niños.
Y ahora en Filipinas, donde hemos estado trabajado los dos, yo hablé con la dueña y le dije que yo podía trabajar pero con Nora, porque no iba a dejarla en ninguna parte.
Entonces trabajo siempre con ella cerca y hago pausas para estar con ella, me la llevo a donde tenga que ir… Estoy muy contenta de que hayan comprendido mi situación; suelo buscar este tipo de trabajos donde se me permite estar con mis hijos y donde se comprende mi elección. Para mí estar con mis hijos es lo primero.
Nicolás está en el cole hasta las 4.30 y luego tenemos tiempo para estar juntos.
¿Cuál fue la reacción de vuestra familia y vuestro entorno y cómo lo llevasteis?
A la familia al principio no le hizo nada de gracia. En España se ve raro y no se comprende que elijas otro lugar para vivir. Mi madre casi sentía que le quitaba a sus nietos. Una vez pasada la rabieta comprendieron un poco más mi postura, que no se trataba de una huída sino de nuestra necesidad de viajar, de estar juntos…
Entre los amigos lo mismo. Un poco de todo. Hay quien lo aplaude. También quien dice “tú que lo puedes hacer”, cuando realmente lo podemos hacer todos. Vender casa, coger una excedencia en el trabajo, todo esto siempre se puede hacer. Pero a veces nos ponemos barreras que no nos dejan avanzar.
También hubo gente que me decía que estaba loca. Que cómo se me ocurría llevar a mis hijos a Asia. La gente piensa que en Asia seguro que te pasa algo malo, que los hospitales no son lo que tienen que ser etc.
Asia para mí ha sido súper acogedora, nunca nos ha pasado nada, todo el mundo nos ha acogido, abrazado, querido…
El concepto que tiene la gente de que fuera de la zona de confort te puede pasar algo peligroso es peligroso, valga la redundancia, ja, ja, ja.
Claro, si no probamos, si estamos al otro lado de la barrera pero no probamos corremos el peligro de quedarnos en cierta manera frustrados.
Luego, como decías tú, nada es idílico y cada uno tiene que buscar su fórmula de viajar (como estamos haciendo tanto tu familia como la mía) pero pienso que es importante intentarlo.
Sí, conozco mucha gente que odia su trabajo, que no está nada a gusto con su vida… Pero que no se para a pensar que eso realmente se puede cambiar. Quizá sea diferente, peligroso, difícil y haya días en que quieras volverte. Como en la vida “normal”, en la que también hay días con más ánimo, con menos.
Este año y pico para mí ha sido espectacular a pesar de las dificultades que hayamos tenido. Ya sólo sentir que tú puedes elegir qué hacer cada día… Ya sólo con eso. Ya sólo saber que no tienes que pedir permiso ni justificarte ante absolutamente nadie.
Pienso que todo el mundo debería poderse tomar el tiempo para irse y sentirse así.
Y levantarte por la mañana y estar con tus hijos sin tener que salir corriendo a llevarles al cole, al trabajo, a hacer la comida, etc. Cuando estás en esa rueda no ves que hay otra posibilidad fuera.
Todo el mundo debería probarlo, aunque fueran tres meses. Dejar el trabajo, pedir una excedencia, lo que sea.
Tu escala de valores cambia, te das cuenta de que puedes vivir con mucho menos.
Y para mí es muy muy grande poder disfrutar de tanto tiempo con mi familia. A veces me dicen que si no me da miedo pasar las 24 horas con mi pareja, y para mí es al contrario. Es muy grande poder conocer de verdad a mi pareja y a mis hijos como estoy haciendo ahora.
¿Y qué es lo que más difícil de vivir viajando?
No sabría decirte, no he encontrado nada especialmente difícil. Quizá tenga yo antecedentes nómadas ja, ja, ja.
¿Dónde os pueden encontrar nuestros seguidores?
Tenemos el blog www.wekisstheworld.com y también estamos en Facebook e Instagram.
Si la gente tiene dudas estoy súper abierta a contestarlas.
Mil gracias, Leonor, por esta entrevista, que seguramente será súper inspiradora para muchos que se están planteando si lanzarse a salir de su zona de confort.
Gracias a ti.
….
Irabela’s somos una familia de 4 miembros que se ha lanzado a vivir el nomadismo digital y el worldschooling. Desde diciembre de 2016 vivimos sin lugar de residencia fijo. Si quieres seguir en vivo nuestra andanza por el mundo y recibir nuestros artículos en torno a aprender, trabajar y vivir en libertad puedes suscribirte aquí.
Preciosa experiencia! Seguimos tomando ideas!!! Apuntamos sensaciones en nuestra libreta y seguimos metiendo sueños en nuestra mochila. Gracias a ambas!
Gracias a tí, Myriam!! Que vivan los sueños! Un abrazo grande
Original manera de viajar y conocer mundo. Me admira la gente tan echada para adelante. Un gusto.
Gracias por el artículo, me ha parecido muy interesante.
Un saludo.
Me alegro de que te haya gustado!
Sí, yo también pienso que hay quien es más lanzado, pero también que una parte la da la propia práctica. El ponerse a ello nos hace buscar la manera de seguir adelante. Y también hace perder el miedo, al menos gran parte.
Un saludo
Gracias!