Lo que en principio planificamos como una larga estancia veraniega, con el fin de conocer el entorno del aprendizaje libre en Alemania, ha acabado convirtiéndose en una forma de preparar nuestra vida nómada en familia. En una prueba de nuestra capacidad para vivir, aprender y trabajar en movimiento. De vivir sin un entorno fijo, de crear costumbres y de trabajar independientemente de dónde estemos.
Ahora estamos entrando en nuestra sexta semana de viaje. Hace cinco días dejamos Berlín y llegamos a Düsseldorf. Aprovecho el cambio de escenario para hacer balance y contaros: dónde hemos estado, cómo nos hemos organizado, cómo nos hemos sentido y lo que más nos ha gustado hacer en familia.
Nuestra ruta hasta ahora
Después de una breve estancia en Madrid, para ver a la familia y darle tiempo a Adrián de llegar a Alemania con nuestro “bólido”, el día 4 de julio los niños y yo cogimos un avión a Frankfurt. Allí nos esperaba papá y un alojamiento de airbnb para las dos noches siguientes.
En Frankfurt visitamos una escuela activa y conocimos algunas familias del entorno de la educación libre. Al día siguiente nos dirigimos a Stuttgart, donde estuvimos con Mondina, la hija de Adrián. Allí dormimos tres noches, también en un alojamiento de airbnb (en este caso, ¡una enorme tienda de campaña en las colinas!).
De Stuttgart subimos a Berlín, donde hemos estado viviendo en la casa que gentilmente nos ha cedido una amiga, durante tres semanas y media. El primer fin de semana nos escapamos a Hamburgo, ciudad natal de Chico, a ver a amigos. Pero el resto del tiempo hemos permanecido en la ciudad o sus afueras.
Organización de la vida nómada en familia
Dado que el viaje ya estaba planificado, es decir, las estancias en los diferentes lugares ya estaban concretadas de antemano, la organización pendiente ha sido la del día a día.
Cotidianamente hemos tenido que conjugar las diferentes necesidades e intereses, que resumiré en las siguientes: trabajo, socialización, tareas caseras, espacios individuales, actividades en familia y espacio para conocer el entorno (turismo).
Cómo nos hemos organizado para trabajar
Adrián, que es quien por ahora trae las castañas a casa, tiene la grandísima suerte de ser en un 70% flexible con su trabajo. Puede elegir dónde trabajar, pero está relativamente atado (ese 30%) a los horarios de su agencia de traducción de Madrid. En cuanto a su nuevo proyecto de marketing online, tiene un 100% de libertad.
Yo con Irabela’s tengo total flexibilidad a la hora de decidir dónde y cuándo trabajo.
Ser libres es, desde luego, maravilloso, pero nosotros vemos a necesidad de encontrar un ritmo con el que estemos a gusto, que nos permita cumplir objetivos y que dé cierta estructura al día. Y en eso estamos, en buscar un sistema que nos satisfaga.
Para Adrián los comienzos han sido algo difíciles. Le ha costado más de lo que en un principio pensaba acostumbrarse al nuevo “entorno”; quizá porque aparte del cambio de lugar, le ha pillado un cambio de portátil, con un sistema operativo y un entorno virtual totalmente nuevos.
Por otro lado, también puede ser que simplemente necesitase desconectar un poco, porque llevaba mucho tiempo de trabajo intensivo seguido, sin verdaderas pausas.
En general hemos observado que para los niños y para nosotros es más fácil si los horarios se repiten, al menos en ciclos de semanas enteras. Nuestro ritmo ha consistido mayoritariamente en que Adrián trabajara de 9 a 15-18 horas (según el día); yo de 7 a 10 y varias tardes.
Pero a menudo hemos tenido variaciones, como esta, trabajando en el lago…
Socialización
Teníamos claro, por experiencias de viajes previos, que nos apetecía estar en contacto con familias con niños. Chico y Nana juegan maravillosamente juntos pero también buscan con mucho interés otros niños con los que compartir su juego.
Nosotros, especialmente yo, necesitamos también compañía ajena a la de la familia. Vemos que así tomamos aires nuevos, inspiración y energía.
En nuestras visitas a Stuttgart y a Hamburgo la socialización estuvo cubierta, puesto que visitábamos a familia y viejos amigos.
En Frankfurt y Berlín contacté a través de facebook con familias del entorno del aprendizaje libre (ellos se hacen llamar freilerner, que literalmente serían “aprendedores libres”). Los grupos de facebook de Berlín y Frankfurt me parecieron muy activos y la gente muy abierta y dispuesta a quedar.
La experiencia me ha parecido tremendamente enriquecedora, porque los adultos hemos podido intercambiar opiniones y experiencias en torno al aprendizaje libre, aparte de entablar lazos con otros adultos.
Y los niños, pese a haber ciertas reticencias y miedos iniciales, ya en los últimos encuentros de Berlín se encontraban muy motivados y a gusto, sobre todo Chico, ¡a pesar de la barrera idiomática!
Idioma
Adrián y yo hablamos alemán porque ambos hemos estudiado el idioma y vivido en Alemania. Él incluso fue al colegio aquí de pequeño; tiene prácticamente la misma competencia en alemán que en español.
Adrián le habla a Nana en alemán desde que ella tenía un año. No se lanzó a hacerlo antes y, para cuando empezó, Chico era un poco reticente a escuchar alemán. Así que así ha quedado la cosa: a Nana se dirige en alemán y a Chico en español.
En este viaje hemos estado bastantes días en contacto con alemanes y también llevamos tiempo procurando que los vídeos que los niños vean en el ordenador estén en alemán. Después de cinco semanas aquí observamos que Nana empieza a decirnos algunas palabras en alemán en lugar de español. Es muy curioso y divertido. Parece que le gusta jugar con el idioma, escucharse usándolo.
En el caso de Chico, ha perdido casi del todo la resistencia a escuchar alemán. En las últimas ocasiones de encuentro con los niños de Berlín ya no consideraba que el idioma fuera una barrera. También ha comenzado a preguntarnos qué significan algunas palabras. Y a manifestar más claramente que entiende algunas de las frases que Adrián le dice a Nana.
Tareas caseras
La organización doméstica nos requiere habitualmente bastante flexibilidad, pero en general lo hemos llevado bien.
De la cocina y de la limpieza más a fondo me suelo encargar yo. No me importa demasiado dedicarle tiempo a estas tareas porque así las hago a mi manera (en el caso de la cocina lo necesito, puesto que ahora mismo no puedo comer bastantes alimentos), a la par que dispongo de ese tiempo para estar «a mi aire».
La limpieza y organización más cotidianas (compras incluidas) las hacemos entre Adrián y yo. Ahora en el viaje hemos continuado como en casa, lo cual no excluye tensiones, pero sin llegar a las manos jejeje.
Otro asunto es el del orden. Complicado de llevar cuando llegas a casas llenas de juguetes. Por una parte es perfecto que los niños cuenten con juguetes en el lugar al que lleguen, pero por otra existe una (lógica) tendencia a invadir toda la casa con ellos. Aquí necesitamos (necesito) práctica, más flexibilidad y llegar a acuerdos antes de explotar.
Buscar espacios individuales
Esto es relativo a los adultos. En general buscamos momentos de tiempo para cada uno cuando los niños duermen (Adrián se acuesta más tarde y yo me levanto más temprano). Y también hemos buscado algún hueco para quedar con antiguos amigos o para darnos un paseo.
Creo que, aunque no ha estado mal, necesitamos más práctica para detectar cuándo necesitamos un soplo de aire fresco, especialmente fuera de casa. Para poder coger energías, sea paseando, haciendo deporte, leyendo… Y así encontrarnos luego en forma para la vida familiar.
Cómo nos hemos sentido
Creo que los cuatro tenemos el gusanillo de la novedad y el movimiento en las venas, lo cual facilita mucho los cambios.
Los niños han disfrutado mucho de coger trenes, aviones, de llegar a casas y entornos nuevos y de explorarlos.
Algunos días les ha quedado descubierta su necesidad de estar con más niños. Como decía antes, juegan mucho entre ellos, pero en casa están acostumbrados a tener otros niños con los que jugar prácticamente todos los días, lo cual, lógicamente, no ha sido posible.
Adrián ha ido cogiéndole cada vez más el gusto a esta nueva forma de vida. Disfruta de la libertad que supone poder cambiar de entorno o el ritmo del día según gustos o necesidades, también de ver gente diferente y salir de lo cotidiano.
Ha echado de menos los paseos que en Alicante acostumbraba a hacer por la noche, pero por otro lado disfruta de la mayor cercanía con los niños.
Por otra parte, todavía ve mucho trabajo por hacer en el campo de la comunicación, para que todos nos sintamos mejor sin necesidad de estallar.
Yo me he sentido a gusto. En mi caso, también veo que el movimiento me da mucha energía, muchísima. Aunque paralela y paradójicamente veo que las novedades organizativas que implica me la quitan.
Sin embargo, pienso que los problemas o tensiones que surjan en este viaje no estarán ligados al viaje en sí. Pienso que el viaje visibiliza necesidades, deseos o carencias ya presentes; con el viaje aparece la oportunidad de trabajarlas.
El espacio para hacer turismo
Este es un punto que también requiere bastante de mi flexibilidad, aunque llevo ya ejercitándola unos años. He asumido que no es cosa de recorrer en familia uno a uno los lugares “de interés”, que con asomar la cabeza los cuatro en un breve paseíto por el centro de la ciudad correspondiente estamos más que servidos.
El resto de mi necesidad de conocer el entorno estoy acostumbrándome a cubrirlo con paseos a solas. Así yo disfruto de tiempo para mí, hago algo de ejercicio y los niños mientras tanto con papá, tan felices jugando a lo que les apetezca.
Actividades en familia –Qué hicimos y nos encantó
Como actividades para hacer en familia, este verano nos estamos enfocando en buscar diferente tipos de parques, lagos y agua en general. Y hemos descubierto que trepar también es súper divertido…
En Berlín, como decía, conocimos algunas familias unschoolers. Con un par de ellas congeniamos muy bien y quedamos varias veces. Los niños tenían edades muy similares a las de Chico y Nana, y nuestras opiniones respecto al aprendizaje y la crianza eran muy parecidas. Además, fue genial acudir a lugares conocidos por gente autóctona, por lo de evitar lugares más abarrotados y conocer pequeños truquillos para estar más a gusto.
Los lugares que más nos gustaron fueron estos, por si alguno de vosotr@s tiene ocasión de acercarse por aquí:
Bammelecke (Langer See)
Berlín está lleno de lagos. Es curioso porque, buscando alguna piscina para ir, descubrí que hay muy pocas, en proporción a lo grande que es Berlín. Pero lógico, porque los Berlineses lo que hacen es bañarse en sus lagos.
Pensando a qué lago acudir (en uno de los, por suerte, bastantes días que hizo calor), sin tener que hacer un desplazamiento largo, una de las mamás berlinesas propuso acudir al Langer See. Como su nombre en alemán indica, es un lago alargado, porque en realidad es un ensanchamiento de un río (el río Dahme).
Estuvimos en un lugar llamado Bammelecke, homónimo de la parada de tranvía en que nos bajamos, parada estacional, porque solamente funciona en verano. El lugar era muy agradable, no especialmente concurrido y con vistas preciosas, incluidos barcos que transitaban por el río. Además no era zona de pago.
Dolgensee ( Märkische Schweiz)
En otro de los días más calurosos, otra de las mamás unschoolers nos propuso que fuéramos a un lugar en el que podríamos estar en pleno contacto con la naturaleza, lejos de los lagos más visitados.
Así que nos pusimos en marcha, en este caso hacia la antigua RDA, a la zona denominada Märkische Schweiz (Suiza). La llaman Suiza porque, a diferencia del paisaje habitual de Berlín o Brandenburgo, es zona de colinas o montañitas.
Se trata de una zona protegida, un parque natural que está a unos 30 km de Berlín. El viaje fue muy auténtico, nos sentimos casi como si cambiáramos de país, yendo por carreteras pequeñitas y a ratos muy mal asfaltadas. También se percibía en el paisaje arquitectónico que estábamos en la antigua RDA.
Después, bañándome prácticamente sola en este lago rodeado de naturaleza me sentí como si estuviera en un lago más nórdico todavía…
Parque de agua en Plänterwald
Cerquita de casa, a 10’ en coche, encontramos un parque para jugar con el agua. En Alemania es muy habitual que haya zonas especialmente construidas para que los niños jueguen con el agua. En este caso se trataba de una explanada redonda con diversas duchas con chorros y un par de mangueras a disposición de los niños. Me parece una idea maravillosa, y creo esta imagen lo dice ya todo, ¿verdad?
Legoland Discovery Center
Aunque quizá íbamos con unas expectativas todavía mayores, el parque temático de Lego, que se encuentra en el Sony center (Potsdamer Platz), fue una muy buena experiencia para todos.
Nada más entrar pudimos encontrar “Miniland” una enorme reconstrucción en Lego de la ciudad de Berlín, con los lugares más emblemáticos de la ciudad, reproducción de la caída del muro incluida. En una sala en la que amanecía y anochecía, para poder contemplar la ciudad lego-berlinesa en todas sus tonalidades…
Más adelante, diversas zonas temáticas para jugar con miles de piececitas…
Así como con actividades interactivas, como por ejemplo:
- Lego Racers: cada uno puede diseñar su propio coche de carreras y probar a lanzarlo por una estructura con loopings incluidos.
- Lego Ninjago: sala con diversos rayos láser a través de los que pasar (sin tocarlos) para llegar de un lado a otro sin que salte la alarma.
- Lego 4D, una sala en la que visualizar cortos de Lego en 4 dimensiones. Nos encantó, incluso a mí que no soy muy Lego fan…
Y aquí vemos a Adrián, que no dudó en hacerse cargo de una misión espacial.
Bouldern (rocódromo sin cuerdas)
Finalmente, en el barrio de Kreuzberg descubrimos un lugar en el que los niños se lo pasaron maravillosamente.
El Boulderclub Kreuzberg se encuentra en una antigua fábrica (como se estila mucho en Alemania). Es una nave muy grande reformada y con distintos espacios para poder escalar sin cuerdas (el suelo es todo de colchoneta).
Tiene una zona infantil con un barco inclinado por el que pueden trepar y otra estructura con tobogán y galerías interiores que les dio también muchísimo juego.
Y esta es la zona de los adultos. A última hora de la tarde ponen la música un pelín más alta y el lugar está muy ambientado.
Conclusiones
El viaje (y este post) nos está sirviendo para hacer balance y decidir si queremos vivir una temporada más larga haciendo worldschooling y cómo querríamos hacerlo.
Nos planteamos hacer próximamente una salida de seis meses y vivir más a fondo la vida nómada en familia. Para ello hemos de tener en cuenta diversos puntos.
Vemos necesario ir encontrando una manera de trabajar que se adapte al viaje. Quizá un horario semirrígido (como las maletas, jeje), es decir, que tenga cierta estructura pero adaptable al momento del viaje de que se trate.
También seguimos viendo muy necesario tener personas con las que interactuar socialmente con regularidad. Las familias son lo más práctico, puesto que cubrimos de golpe la necesidad de los cuatro. Nos parece que seguir tirando de facebook es una buena opción.
También nos planteamos buscar un destino que de entrada cuente con una buena cantidad de familias worldschoolers/unschoolers/homeschoolers con las que compartir actividades.
Necesitaríamos encontrar también un marco o estructura de orden doméstico más claro. O quizá más flexible… hmmm. Aquí tengo dudas, pero sé que a ratos me siento desbordada por tener la casa demasiado desorganizada, lo cual por otra parte entiendo que es complicado e implícito a un viaje y a un cambio de domicilio (¡!!). Se admiten sugerencias en los comentarios 😉
También nos preocupa encontrar una forma de hacer económicamente viable nuestra nueva forma de vida. Durante estos dos meses estamos viviendo en casas de amigos, pero eso no va a ser algo posible de forma habitual.
El truco para muchas familias nómadas ha sido bajar los costes de vida, esto es algo que estamos estudiando. Pronto os contaremos cómo lo vamos a hacer.
En cuanto a encontrar nuestros espacios de reparación y descanso como adultos, para poder tomarnos la vida familiar con energía, me parece que estamos en el camino.
Por último, con la organización lúdica-turística también estoy satisfecha. Los niños están contentos con los lugares a los que acudimos, adaptados a sus intereses. Los lugares turísticos en el sentido más estricto preferimos recorrerlos muy escuetamente en familia, o si no individualmente. Así nos funciona perfectamente.
En definitiva, el balance tiende más hacia lo positivo y el trabajar los aspectos pendientes es todo un interesante reto…
Os seguiré contando cuando acabe nuestra segunda etapa. Estaremos aquí dos semanas más. Después volaremos a Madrid y de allí acudiremos al Encuentro de alternativas educativas en Ugena (Toledo), que será el colofón final. Si alguien se apunta, ¡allí nos vemos!
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Isabel, me encanta lo que estáis viviendo!! Y me parecen una pasada esas áreas infantiles para escalar… ojalá aquí aprendieran y hubiera algo más que piscinas de bolas y castillos hinchables.
Respecto a vuestra organización familiar, tengo una pregunta: cuándo encontráis tiempo para Adrián y tú solos? o de momento habéis sacrificado esto para tener tiempo de familia y tiempo de vuestra independencia?
Un abrazo
Me alegra que te guste, Carmenchu. Acabo de mirar un poco y en Madrid parece que hay un rocódromo, aunque me parece que bastante más pequeño que los que hemos visto por aquí. Y sin zona infantil, que me parece muy importante, porque para ellos es simplemente un juego y les encanta hacerlo también (sin necesidad de clases).
En cuanto a lo del tiempo de pareja, es realmente una carencia que arrastramos desde hace años ya. Tenemos pendiente enfocarnos en ello. Encontrar ayuda en viajes en principio va a ser difícil, a no ser que encontremos familias en las que apoyarnos mutuamente. A día de hoy, el tiempo que queda para estar juntos es a última hora del día, tú ya lo sabrás, y muchas veces el sueño puede…
Muy interesante Isabel. Sobre todo es interesante buscar tu meta y el de tu familia andando. ¿seis meses ? El trabajo tiene que ser totalmente transportable, y también hay que medir los resultados en el negocio de este cambio. Gracias por compartir, continuaremos.
Gracias por tu comentario, Yolanda. Pues sí, la idea es hacerlo transportable. Y que precisamente el hecho de estar de viaje genere beneficios en el negocio, que compensen de sobra los «perjuicios» que pueda producir el desplazamiento… Nos leemos 🙂
Muy interesante Irabela, muy buenas alternativas para viajar con niños por grandes ciudades. Espero que el encuentro en Toledo os dé nuevas ideas.(;
Gracias por tu comentario, María. Un abrazo.
Hola Isabel:
Leí con mucho interés tu artículo. Es increíble todas las cosas que hay pensadas para los niños en el mundo germánico y cómo se puede disfrutar tanto de la naturaleza en una gran ciudad como es Berlín.
En cuanto al proyecto Worldschooling, me parece muy interesante el hecho de conocer en familia otras culturas. De todos modos, creo que la manera más eficaz de meterse en la cultura de un lugar es participar en las instituciones, por ejemplo, trabajando allí, yendo al colegio los niños. También es la forma más rápida de empezar a dominar el idioma. Veo cierto aislamiento frente al país en el hecho de trabajar únicamente desde casa, que los niños no vayan a una institución (sea cual sea) y tratar solo con gente de tu mismo estilo de vida. No sé si el plan más adelante es que los niños vayan a algún tipo de colegio.
Por otra parte, no sé cómo lo hacéis, sinceramente. Yo tengo a mis hijos ahora de vacaciones y, cuando mi marido está trabajando, el día se me va en darles las comidas, ordenar un poco (muy poco) el reguero que van dejando y apenas si puedo jugar un poco con ellos o leerles un librito. Por supuesto que nada de tiempo para mí, solo por las noches. Por eso, yo personalmente necesito esas horas que van al colegio para poder trabajar o sencillamente para estar tranquila conmigo misma un rato. Me encanta que descansen ahora en sus vacaciones, pero suspiraré con alivio cuando vuelva la rutina del cole y yo pueda hacer algo. Por eso, a largo plazo me parecería bastante desesperante tener que ocuparme de ellos durante todo el día, sobre todo si casi todo recae sobre mí y mi pareja tiene menos disponibilidad.
Espero con interés las próximas impresiones del viaje.
Saludos,
Virginia
Hola, Virginia:
Sí, en el mundo germánico hay tantas cosas infantiles que admirar!
En cuanto a lo de sumergirte en las instituciones, supongo que es una opción si es que las instituciones te gustan… Nosotros, de todas maneras, tenemos pensado trabajar en casa, estemos donde estemos, al menos por ahora. Y a los niños no podemos dejarles en cualquier colegio, para nosotros tiene que ser un colegio libre y respetuoso. Por otra parte, si el viaje es por seis meses, o tres meses en cada sitio, como planeamos ahora, creo que una inmersión en colegio, por muy libre que fuera, iba a reportarles/reportarnos más estrés que beneficio.
Y lo de la logística, pues para nosotros hay varias claves. Por una parte, repartir el trabajo más entre los dos miembros de la pareja. Que los dos trabajemos y cuidemos de los niños, para que no recaiga una sola cosa en cada uno y los niños disfruten de los dos.
Por otra parte, compartir con otras familias que viajan: los niños socializan, nosotros también.
Y una tercera cosa: estar mucho fuera de casa, lo cual aquí en Alemania en verano puede hacerse, y en latitudes con clima más amable también…
Creo que de esta manera evitas el estar sola en casa todo el día con los niños. Que cansa a todos.
Estas son nuestras ideas. Ya iremos contando más…
Un saludo,
Isabel