Reunión de equipo de die Lernwerkstatt

Bianca es de Berlín, y hace ciertas cosas sorprendentes.

Se interesa, desde hace muchos años, por el aprendizaje como habilidad innata en el ser humano y dedica su vida a este ámbito.

Ha creado un espacio en Berlín donde personas de edades diversas se encuentran para aprender lo que les interesa, sin formalismos, al margen del  colegio o cualquier institución.

Uno de sus objetivos es apoyar el aprendizaje de idiomas de manera  más libre, charlando como si estuviéramos en el salón de nuestra casa. ¿Te llama la atención? Pues no para ahí.

Organiza encuentros de aprendizaje libre/unschooling para personas que han decidido optar por esta opción, aunque en Alemania esté estrictamente prohibido no asistir a la escuela.

Bianca ha estudiado Ciencias Políticas y Filología Alemana y es madre de una niña de 5 años.

Su actividad me ha parecido tremendamente interesante y aquí la tenemos, respondiéndonos a estas preguntas… (podéis hacer clic en cada una y vais directamente a la respuesta):

Bianca, ¿qué ofrece die Lernwerkstatt?, ¿cuáles son sus principios?

La oferta de die Lernwerkstatt cambia constantemente, aunque hay algunas cosas permanentes. Hay cuatro ámbitos que siempre están presentes.

Una de las primeras ofertas fue el acompañamiento en el aprendizaje, un formato fijo con y para alumnos con dudas sobre sus asignaturas. Entre 2 a 4 jóvenes, normalmente de diferentes edades y un acompañante, se encuentran regularmente, normalmente una vez por semana, a una hora fija, y cada uno lleva sus preguntas. Pueden ser preguntas de diferentes asignaturas. Mientras uno quiere prepararse para un examen de inglés, el otro repite su problema de matemáticas.

Surge una situación en la que se requiere cooperación, paciencia, satisfacción y apoyo mutuo. Ellos lo siguen considerando aprendizaje, pero más autónomo, más creativo que en el colegio. Y más compartido.

Estos son los principios en los que nos basamos. En lo que respecta a la organización, añadir que nuestras actividades son gratuitas, esto significa que todos son bienvenidos y que no hay precios fijos u otros criterios (sólo muchas maneras de apoyarnos, para quien quiera).

Además, en el primer año tuvimos una tarde abierta de idioma (alemán). Fue emocionante. Simplemente dije: ¡que venga quien quiera! Da igual qué nivel, cuánto tiempo lleven aprendiendo alemán, su profesión, su país de origen, etc.  Decidíamos espontáneamente lo que hacíamos. Según las necesidades de cada uno hacíamos por ejemplo una ronda de conversación, un poco de gramática, o escuchábamos una canción.

Ahora ofrecemos de nuevo un Deutsch-Café, en el que se trata principalmente de hablar, dos noches árabes, inglés y español. Cada acompañante lo hace de una manera distinta.

Confiamos en que si una persona quiere compartir algo, ya sean sus conocimientos, sus capacidades, su entusiasmo por un tema, etc., podrá hacerlo, a su manera.

Se trata de un lugar ideal para experimentos de aprendizaje y para que se den nuevas estructuras.

Las personas se dirigen a nosotros con una idea, abrimos la agenda y fijamos fecha. Lo que sale de ahí está abierto.

Hasta ahora alguno de nuestros temas han sido: lenguaje de signos, cantar para no cantantes, matemáticas y arte (de aquí está surgiendo ahora mismo un gran proyecto), diálogos de paz, hacer páginas web, impro-teatro, coser juntos, fonación…

Normalmente nuestras actividades están también abiertas a aquellos que quieren ir con sus hijos e hijas, o en general a personas de cualquier edad. Esto es importante, porque a menudo los padres con hijos pequeños se sienten muy limitados en su necesidad de continuarse formando.

Además, die Lernwerkstatt es punto de partida y encuentro de personas autodidactas.

Regularmente hacemos tertulias, actividades comunes, organizamos actividades como lecturas o charlas (p.ej. con Bertrand Stern), muchas de ellas en colaboración con el Bundesverband Natürlich Lernen e.V. (Asociación Nacional de Aprendizaje Natural).

Veis el aprendizaje como algo global, no limitado a un lugar (como el colegio por ejemplo), con edades mezcladas. ¿Podrías explicarme cómo funciona esto, quizá con algún ejemplo?

Hace poco se dio una situación llamativa: por primera vez ofrecimos “aprende a tocar la guitarra”, con un músico de los EE.UU. No habla alemán, luego estaba claro que sería en inglés. A la primera cita acudieron 11 estudiantes, y aparte 4 niños, entre 2 y 7 años, que jugaban a sus cosas paralelamente al curso. De entre los 11 había algunos refugiados sirios, un padre unschooler, una estudiante, una trabajadora social. En definitiva, se juntaron un montón de grupos que normalmente no entran en contacto. ¡Era maravilloso!

La cocina también funciona muy bien. Estamos haciendo más a menudo encuentros para cocinar, que tienen mucho éxito entre todas las edades.

Al último curso de guitarra se unieron casualmente una estudiante de 10 años (segunda generación de inmigrantes árabes) y un chico unchooler de 16 años. Un refugiado sirio (de treinta y tantos años) mostró durante el curso algunos toques de guitarra de música árabe. Este intercambio ocurrió de manera totalmente casual. Esto no ocurriría en el Conservatorio ni tampoco en una academia de clases de apoyo. Ni siquiera en un curso de integración.

Los formatos de aprendizaje clásicos están muy limitados, tienen muchas restricciones, están muy planificaciones, tienen rígidos estándares de calidad…

A nosotros todo eso no nos interesa, porque aprender es algo que puede ocurrir en cualquier lugar.

Se aprende mejor cuando uno se deja llevar espontáneamente por el proceso, cuando este es menos predecible, cuando se entra en diálogo con la persona que ofrece sus conocimientos o comparte sus capacidades.

También es importante la apertura, porque esta une a las personas, les da la oportunidad de contactar (aprender depende fuertemente de las relaciones entre personas).

En este sentido el nombre de “die Lernwerkstatt” (taller de aprendizaje) es quizá confuso, como si aprender fuera a suceder especialmente allí.  En realidad lo que queremos decir con ello es que es un espacio en el que el aprendizaje se hace visible, es múltiple, se le da permiso para darse y se apoya. Aprender en el sentido de proceso muy individual: enfrentarse, hacer suposiciones y comprobarlas, probar algo, hacer preguntas etc.

En die Lernwerkstatt te centras principalmente en el alemán como lengua extranjera y en los encuentros de libre aprendizaje. ¿Por qué consideras tan importantes estos encuentros?

Nuestra sociedad está todavía muy determinada por el dogma de que todos tienen que ir al colegio. Precisamente en Alemania es algo muy nuevo el hablar abiertamente de una vida sin escuela e incluso practicarlo. Actualmente se observa una tendencia progresiva en este aspecto. Cada vez más familias se declaran, por razones diversas, a favor de este estilo de vida.

El tema me interesa porque me encuentro con muchos jóvenes que no son felices en el colegio. Que han tenido tantas experiencias negativas en la escuela, con el cóctel de dirección exterior, pérdida de la propia identidad, exigencias desmesuradas, valoración permanente, comportamiento asocial etc. Pudiendo haber disfrutando tanto allí. ¡Para aprender se necesita entusiasmo!

Me entristece mucho ver llegar a última hora de la tarde a casa a escolares cabizbajos, que arrastran pesadas mochilas, que tienen  dolor de tripa por las mañanas, que son humillados en las escuelas, o a los que simplemente se priva de su energía, única, y de su curiosidad.

¿Pensamos que esto tiene que ser así? ¡No! Los encuentros de aprendizaje libre reúnen a gente que tiene otras ideas. Que creen que también los niños tienen derecho a una vida feliz. Si la escuela los hace infelices, no son ellos el problema, ¡sino la escuela!

Hay una gran necesidad de hablar de ello y también ganas de encontrarse con otros niños que no están en instituciones, o muy poco. Esta es la necesidad en la que nos enfocamos, con encuentros regulares.

A veces también percibo lo importante que es para los jóvenes unschoolers, y también para sus padres, el experimentar la aceptación y la acogida, ya que sólo suelen recibir miradas de desaprobación y consejos.

Disfrutamos mucho juntos, haciendo galletas, jugando al minecraft o también durante actividades conjuntas como bouldern (escalada sin cuerdas), visitando museos, etc., actividades que tienen lugar fuera de die Lernwerkstatt pero que encajan perfectamente con nuestros ideales.

¿Desde cuándo te interesan los procesos de aprendizaje?

Estando en el colegio una amiga me pidió que escribiera algo en su álbum de poesías (un libro en el que se registran los amigos, con una frase, una foto y una pequeña ficha). Allí había una pregunta: ¿qué cualidades te caracterizan? No sabía qué poner y le pregunté a mi padre.  Él me dijo, “ávida de saber”. “¿Qué quiere decir eso?”-le pregunté. “Que siempre quieres saberlo todo” –respondió.

Este fue quizá el comienzo de la reflexión sobre el aprendizaje. En el colegio me lo pasaba tremendamente bien, siempre me resultaba fácil aprender. Absorbía todo lo que se me ofrecía. También fuera del colegio –no había curso que no hubiera hecho (mecanografía, PCs, tocar instrumentos). Incluso fui voluntariamente a clase de inglés, ¡los viernes por la mañana, una hora antes del comienzo de las clases normales! Me encantaba hacer deberes, normalmente junto con mi madre.

Este deseo de aprender fue desapareciendo claramente al llegar al instituto. Y sin embargo seguí siendo una muy buena alumna hasta el último año antes de entrar a la universidad. Lo digo con cierta distancia, era un papel, no era exactamente “yo”.

Creo que esto tiene que ver con que desde muy pronto hice mías las expectativas de profesores y del sistema escolar. Internalicé que a través de las buenas notas podía recibir aprobación, que tenía una buena relación con las profesoras si seguía su programa y hacía los deberes. Yo realmente era curiosa y capaz de adaptarme. Pero esto no hizo mucho bien a mi autoestima.

Comencé a trabajar como “formadora de alumnos” en el décimo curso. Hacíamos seminarios con los delegad@s y otros representantes de las clases, en las que trabajábamos temas como “derechos y deberes de los alumnos”, participación en los gremios escolares o gestión de proyectos.

Allí comencé a ser más consciente y a reflexionar sobre el aprendizaje, la formación y el colegio.

En algún momento me topé con André Stern en algún estante de la biblioteca municipal. Y poco después con Jean Liedloff (y su concepto del Continuum),  que en sus narraciones también se refiere a la curiosidad natural y al aprendizaje dentro de la comunidad de un pueblo, en el centro de la vida.

Estos temas volvieron a mi atención en el año 2012, cuando di a luz a mi hija. De repente aparecieron muchas preguntas: ¿qué “tiene” que aprender un bebé?, ¿qué necesita, cuánto estímulo, qué entorno?

Comprobé que mantener la atención en el niño no era nada fácil. Cuando era bebé me gustaba llevarla a cantar y noté que nos hacía bien a las dos, aunque ella lo único que pudiera hacer fuera estar conmigo. Esto reforzó mi necesidad de estructurar mi vida y nuestro entorno, de modo que ella pudiera participar sin estar constantemente el centro.

¿Por qué os decidisteis a fundar Die Lernwerkstatt?

Mi compañero en die Lernwerkstatt, André, provenía del mundo de las clases particulares. Su intención partía en dirección a un proceso inclusivo, en el que los jóvenes decidieran sobre su aprendizaje a la vez que se les apoyaba y acompañaba, en intercambio con otros.

Yo, partiendo de mi idea para clases de alemán “der Deutschraum” quería crear un lugar para aprender alemán que fuera de algún modo más abierto, más colorido, más experimental. Y al que pudiera llevar a mi hija pequeña.

Reunión de profesores de die Lernwerkstatt

Un aspecto más era la idea del aprendizaje libre con la que había tomado contacto a menudo desde el nacimiento de mi hija. Me preguntaba cómo se consigue un contexto social en el que las personas se desarrollan y se forman según sus intereses, sin las obligaciones escolares y sin estar reducidas entre cuatro paredes.

Tanto André como yo queríamos encontrar más espacio y más sentido en la enseñanza.

Pero también crear un espacio que diera a las personas la posibilidad de pensar sobre estas cuestiones, dialogar y compartir aquello con lo que se entusiasman.

¿Qué diferencia tus clases de alemán como lengua extranjera de las “normales”?

He de reconocer que existen clases muy buenas, muy comunicativas, de alemán como lengua extranjera. Muchos de estos cursos están concebidos para cubrir  las necesidades reales de los estudiantes. Yo también sigo este concepto.

Mi clase es siempre diferente. En las clases particulares primeramente pregunto al alumno por sus experiencias de aprendizaje hasta el momento, por sus deseos, sus intereses y por sus razones para querer aprender alemán.

En ello baso la clase: podemos trabajar sobre vídeos para aprender alemán, con transcripción; o buscarnos temas de conversación a través de imágenes, o cuando se trata de un ámbito de trabajo determinado busco temas que tienen que ver con ese ámbito. También suelo crear resúmenes u hojas de trabajo para cada alumno, que contienen por ejemplo vocabulario de nuestras conversaciones o vocabulario que puede ser útil para su situación concreta de trabajo.

Me encanta precisamente esto: encontrar cuál es la manera de aprender alemán que le gusta más a cada uno y que le resulta más fácil. Esta puede ser muy estructurada, con un libro de trabajo, con deberes, etc.; o ser asociativa y espontánea, trabajando con el vocabulario que ya tiene el alumno.

Las tardes de idioma die Lernwerkstatt fueron experimentales. Simplemente nos encontrábamos, miramos lo que quería cada uno, qué ideas surgían en el espacio y luego aprendíamos o todos juntos o en grupos.

La atmósfera de die Lernwerkstatt se percibe abierta, amigable, parece el salón de casa; la gente se siente a gusto enseguida. A veces está mi hija allí, entonces nos reímos más todavía. Así a muchos se les hace más fácil hablar.

En las clases de la universidad intento encontrar el equilibrio entre la “clase” que muchos conocen, es decir, gramática, de vez en cuando un juego, muchos ejercicios escritos, deberes, clase ya planificada etc., y un aprendizaje del idioma, que parta de impulsos situacionales y se realice sin muchos materiales (enfoque dogma). También trato de conseguir una atmósfera participativa, en la que los alumnos determinen qué y cómo quieren aprender.

En Alemania el unschooling y el homeschooling no están permitidos. Aunque sí hay muchas escuelas que trabajan orientándose a la educación libre. También hay familias que hacen homeschooling a escondidas, asumiendo los riesgos. Otras emigran por este problema. ¿Cuál es tu opinión sobre esta situación en Alemania y qué desearías para tu hija?

Creo que esto cambiará pronto. Cada vez hay más familias que toman su propio camino, aunque este consista en no ir a la escuela; y sobre todo, cada vez hay más jóvenes a los que ya no se obliga a ir al colegio, en contra de su voluntad. También en Alemania los niños tienen derecho a una educación sin violencia. Por esta razón, los padres de aquellos niños que no quieren ir al colegio pueden acogerse a no querer obligarles: ¿cómo iban a hacerlo sin violencia?

En las últimas sentencias de este tipo, es decir, cuando un joven dice por sí mismo que no quiere ir al colegio, se ha dado una nueva jurisprudencia que ha hablado del principio de intervención mínima. Según este, el peligro del niño es mayor cuando la policía lo lleva a la escuela, como está permitido que ocurra en Alemania, a cuando permanece alejado de la escuela pero en un entorno social estable.

Admiro por su valor a los padres que apoyan a sus hijas e hijos. Las asociaciones que hay ahora (BVNL, Solidargemeinschaft (Asociación Solidaria), Schulfrei-Verein (Asociación Unschooler) hacen un trabajo importante para conseguir transparencia, reforzar la solidaridad, mostrar caminos alternativos en la formación y en la vida.

Para mi hija deseo que se respete su decisión de aprender en el colegio o formarse por su cuenta. Su padre y yo la apoyamos. El resto se irá viendo. Nuestro camino hasta ahora me confirma en la suposición de que puede ser feliz con muchas cosas. Si se lo pasa bien en el colegio (y si es así, en qué tipo de colegio) o si preferimos vivir en otro lugar. Ya lo veremos en año y medio.

Deseo que nuestro entorno vea en ella lo que vemos nosotros: una niña competente, inteligente y segura de sí misma (y que retrocedan un poco en sus miedos y prejuicios).

Te gusta mucho viajar y te gustaría descubrir el mundo con tu hija, viajar más a menudo. ¿Cómo te imaginas estos viajes en relación al aprendizaje de tu hija, cuando estéis de viaje y ella se vaya haciéndose mayor?

Continuaremos haciendo como hasta ahora –solemos mirar siempre de dos semanas a dos meses en adelante, qué necesitamos, cómo queremos vivir, qué nos hace infelices. Si deberíamos salir de Berlín e ir a visitar a amigos al campo, o vivir una nueva aventura en otro país (como en el 2016 nuestros viajes a Irlanda, España o Suiza), o disfrutar de la vida aquí en la gran ciudad, con todas sus opciones.

 

Lo de aprender lo hacemos mientras tanto, sale solo…

El mundo está lleno de posibilidades, y tomamos aquellas que nos interesan (como por ejemplo la bosque-escuela).

En Berlín me dedico más intensamente a mis propios intereses y a menudo llevo a mi hija conmigo: a cantar, a die Lernwerkstatt, a casa de mis amigos, a seminarios. Cuando viajamos nuestro tiempo juntas es más intenso, fluimos juntas. Cada vez que salimos de viaje mi hija da un salto enorme en su desarrollo.

Las relaciones son muy importantes para nosotras –con el padre de mi hija y su familia, con mi familia, con mis amigos, con personas que acabamos de conocer. Mucho de lo que “aprendemos” actualmente tiene que ver con lo social. ¿Cómo entro en contacto con alguien, cómo guardo mi integridad cuando lo hago, cómo comienzo a jugar con alguien o qué cosas bonitas podemos hacer, compartir o aprender unos de otros?

Mi hija es muy abierta y valora mucho este aspecto de nuestra vida, también en los viajes. Conecta muy rápido con los demás. Me parece una gran cualidad social que se refuerza viajando.

En lo que tiene que ver con las capacidades formales, es decir, la adquisición de conocimientos, no tengo ninguna duda de que aprenderá lo que necesita, sea con colegio o sin él.

Con cuatro años y medio escribe y lee sus primeras palabras, se inventa canciones, en el jardín de infancia se hace sus camiones de madera, se siente muy a gusto en la naturaleza, comprende y habla algo de inglés y también habla con personas que no hablan alemán o muy poco (a veces les enseña un poco), busca información sobre, por ejemplo, el espacio, los dinosaurios, vehículos, piratas, robots, países e idiomas (mami, ¿qué idioma hablan?), música; conoce la vida en la ciudad y la vida viajando, las visitas al campo etc.

Desde hace uno o dos años observo que su curiosidad es infinita.

Viajando es para mí incluso más fácil satisfacer su impulso natural de aprender constantemente cosas nuevas. Luego lo relaciona con aquello que ya conoce (a través de conversaciones, sobre todo, pero también jugando), y así poco a poco hace propio el mundo.

Para nosotras está abierto cuál será la proporción de tiempo viajando y estando en un lugar. Como la mitad de la familia de mi hija -su padre, su compañera y su hermanita- viven en Berlín, tendremos una base aquí, aunque queramos salir a menudo por temporadas largas. El papel que tendrá la escuela en nuestras vidas lo veremos en año y medio.

Un consejo respecto al aprendizaje

Tengo dos consejos para los aprendices “adultos” más mayores, consejos que a los jóvenes no hace falta darles.

Primero: seguid vuestro entusiasmo.

Si hacéis lo que os gusta aprenderéis como el rayo; entraréis en un estado de flow, en el hacer y reflexionar y volver a hacer, sin tener que comeros la cabeza.

Segundo: cada persona que os encontréis es alguien de quien aprender y alguien que puede aprender de vosotros.

Preguntadles a vuestros amigos por cosas que les gustan hacer, que os enseñen cosas, participar. Escuchad cuando habléis con un desconocido, aprended a conocer la vida desde diferentes perspectivas. Preguntad por lo que les entusiasma.

De esta forma no necesitaremos más escuelas o universidades, si compartimos nuestro saber, nuestras capacidades y nuestro entusiasmo.

¿Hay algo más que quieras contar a nuestros lectores?

Como has podido comprobar, me fascina el aprendizaje cotidiano. Por eso me gustaría pedir a los lectores a los que les interese esto que me envíen o me cuenten sus historias de aprendizaje (en inglés o alemán):

¿Qué habéis aprendido, por qué y cómo? ¿Qué es para vosotros aprender? ¿De qué habéis sido conscientes cuando habéis seguido vuestro interés, emoción, entusiasmo? ¿Cómo se manifiesta vuestro proceso de aprendizaje? Quizás en unos apuntes, un producto artístico, un curso o taller, fotos…

Bianca, muchísimas gracias por esta entrevista. Por todo lo que nos has mostrado y dado que pensar.

Podéis encontrar a Bianca en su página web, donde ofrece clases, materiales y un espacio en el que intercambiar ideas sobre el alemán como lengua extranjera.

die Lernwerkstattambién dispone de una página web (en inglés) y un perfil de facebook.

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Irabela’s somos una familia de 4 que se ha lanzado a vivir el nomadismo digital y el worldschooling. Acabamos de comenzar un viaje de 6 meses por Asia. Si quieres seguir en vivo nuestra andanza por el mundo y recibir nuestros artículos en torno a aprender, trabajar y vivir en movimiento puedes suscribirte aquí.

 

 

 

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